En nuestro masaje sexual, podemos empezar a acariciar y masajear suavemente las estremidades, las manos, los pies, la cara, la cabeza, para poco a poco ir adentrándonos en la espalda, el cuello, los hombros, las piernas. El siguiente paso seá estimular los muslos, las ingles y los pechos. Por último los genitales.
Sin embargo no hay un itinerario establecido sino que podemos variarlo según el momento, sobre todo hay que poner atención a las reacciones de nuestra pareja para saber si está resultando placentero.
Las sensibilidad del cuerpo varía en cada persona sin embargo hay zonas como el cuello y la nuca (parte posterior), los párpados, los hombros, las axilas, la cintura, los glúteos, los pies y ambos lados del tórax, son muy sensibles a la estimulación bucal o manual.
Las zonas erógenas, o más sensibles debido a su abundante inervación son, la boca, el lóbulo inferior de la oreja, las mamas, los órganos genitales externos, el periné y el ano.
Sin embargo en el masaje erótico se puede comenzar acariciando las sienes, la raíz del cabello, o masajeando simplemente el cabello, lo que produce un dulce placer tanto para el hombre como para la mujer. También podemos acariciar la parte anterior de la muñeca, los codos, la curva de la rodilla, etc
El masaje practicado con sensualidad y sensibilidad puede ser una fuente realmente placentera, llena de erotismo y complicidad.
Artículo extraído de Sexualidad.es
lunes, 25 de febrero de 2008
El Masaje Erótico: Procedimiento General (3/4)
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